Dejar el mundo atrás by Rumaan Alam

Dejar el mundo atrás by Rumaan Alam

autor:Rumaan Alam [Alam, Rumaan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2020-01-01T00:00:00+00:00


22

Bueno, llevaba tres cuartos de hora fuera, señal de que se había parado a fumar y a hacer la compra. Amanda: ¿preocupada yo?

Ruth dejó en la mesa un cuenco de cerezas más negras que rojas. El gesto tuvo algo litúrgico.

—Gracias. —Amanda no sabía qué estaba agradeciendo. ¿No eran las cerezas que le habían costado once dólares?

Por el cielo se coló una nube, una de esas nubes blandas, como de algodón, llena de curvas, como en un dibujo infantil. El cambio fue lo bastante brusco como para que G. H. se estremeciera.

—Casi me apetece meterme un rato en el yacuzzi.

Amanda se lo tomó como una invitación. Se levantó de la mesa y se hundió en la espuma junto al desconocido. En el agua flotabas, de modo que costaba sentarse. Se inclinó hacia delante para observar los árboles. Ya no veía a los niños.

—Seguro que están bien. —George lo entendía (tenías un hijo y no volvías a bajar la guardia jamás)⁠—. Lo único que hay al fondo son más árboles.

Ruth los miró a los dos. Beber vino con el almuerzo la había adormilado.

—Pues igual preparo un poco de café.

—Estaría muy bien, cariño, gracias.

Amanda sonrió.

—¿Puedo hacer algo?

—Tú relájate. —Ruth entró en la casa.

—Con la piscina y el yacuzzi se dispara la factura de la luz. Tendremos que instalar paneles solares. Prefiero no hacerlo en temporada, cuando usamos la casa. Voy a esperar hasta septiembre u octubre. Me comentó mi contratista que él genera bastante electricidad para vender parte a la compañía. Debería hacerlo más gente.

G. H. casi empezaba a disfrutar de la compañía de esa mujer. Le gustaba tener público.

—Energía limpia. Debería salvar el planeta. Tendría que ser obligatorio. —⁠A veces, en el cine o en la acera, Amanda veía a propagandistas de la energía eólica que repartían folletos y regalaban chapas, pero casi siempre parecía un timo⁠—. ¿Tú cómo empezaste a trabajar en lo tuyo? —⁠Buscaba un tema de conversación.

—Por un mentor que tuve en la universidad. Me formó. Yo no sabía cómo se ganaba la vida la gente. Mi madre tenía una peluquería. —⁠Su tono transmitía respeto hacia el trabajo de su madre. La mató un cáncer (hígado, estómago y páncreas), probablemente por manipular los productos químicos que usaban las mujeres como ella para que les quedara el pelo digno⁠—. Se llamaba Stephen Johnson. Murió, pero qué vida la suya…

—Me imagino que será como tener buena mano con las plantas o componer hábilmente el cubo de Rubik. Hay gente que sabe ganar dinero y gente que no. —⁠Amanda sabía de qué tipo eran Clay y ella.

El tema era una de las pasiones de G. H.

—Es lo que piensa todo el mundo, pero debes preguntarte por qué ocurre eso. ¿Quién quiere que veas imposible no digo hacerte rico, pero al menos alcanzar una buena posición? Es una destreza. Te la pueden enseñar. Todo se basa en la información. Hay que leer la prensa y observar qué pasa en el mundo.

G. H. pensaba que también había que ser inteligente, por supuesto, pero le parecía una obviedad.

—Yo leo la prensa.



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